viernes, 27 de febrero de 2009

Mi voz


Dejare de rogarle a la vida por una esperanza,
Entre tristezas solitarias quedaré.
No habran mas ruegos esta vez,
Lo he perdido todo des de que puedo ver

¿Cuándo acabará el tormento?
¿Cuándo una voz me calmara otra vez?
Es como ser ese fantasma nuevamente
y el mundo es incapaz de ver.
A gritos le he pedido su ayuda
A gritos un ¡te necesito!
Pero se enmudece mi voz
Por aquellos ruidos que no valen la pena,

Por aquellos sonidos de cartón
Que entran despacio en mis oídos.
Y así…prefiero callar de nuevo
Y con una mirada inexistente a la tuya,
Decirte que simplemente, me transformo para ti.
Así me quedo, un fantasma nuevamente
Y que por mucho que quiera estar presente
Vuelven los sonidos apagando mis gritos
Y quisiera simplemente, que escucharas:
¡Hoy te necesito!


No es cualquier cosa lo que guardan mis sonidos
Guardan gritos y desesperanza, la necesidad
De Un abrazo, una esperanza.
Todo se cae a pedazos desde mi corazón
Mis pensamientos se entierran en mi cuerpo
Y como espinas me hacen sangrar
Si hoy pudieras detenerla y hacerme saber
Que siempre me escuchaste y que nunca fui
Más que un fantasma desesperado
Porque sus gritos fueran escuchados.


Si tan solo pudieses hacerme saber
Que no he gritado tantos días en vano
Y que puedo tener en mi corazón la opción de revivir
Y aparecer de nuevo cantando en alegría
Todo aquello que esta esperando sentir mi voz.

jueves, 26 de febrero de 2009

Claroscuro


Este día, tan nocturno me entrega con sus alas un simple sentimiento.
Con la vida se me ha ido la vida y con la llegada de los días
ha aparecido como en secreto, la soledad.

En este día de soles tristes he decidido fingir,
envolverme entre mis sábanas y refugiarme en un llanto silencioso
que golpea, me ata, y así me dice a gritos: ¡SOLEDAD!

En este día ya no hay cielo claro ni azul, hay eso que llaman
nubes llenas de agua, agua gris y pobre de claridad
que hoy cae sobre mi hombro, no hay quien me cuide de ella.

Miles de aves vuelan sobre mi cabeza, en bandadas eternas,
las miro y con angustia, desearía tan eterna compañía
alas que me abracen y vuelen sin perderme de vista.

Alas cálidas, que me lleven desde este mundo
hasta ese cielo tan profundo y ya no tenga que mirar desde abajo
y sobre una nube pueda descansar dormida entre sus brazos.

Pero que mas da, soy un árbol con raíces incrustadas en el fuego
y mis alas están encarceladas a la vida pasada, sin libertad
y aunque la solución sea escapar de mi misma, hoy, hoy hay soledad.

¿Quien apagaría este fuego?¿Quién rompería las cadenas?
¿quién me liberaría de esta vida y con un abrazo
me elevaría hasta lo mas profundo del cielo?

Hoy no existe ese cielo, hoy no puedo volar,
no hay abrazo, ni agua, ni voces, ni color.
Queda el silencio de mis tormentos en todo este triste silencio.