Abrió sus manos lentamente,
Tan suaves y eternas
Que con un simple sus piro del aire
Todo tenía un dulce sabor.
El recuerdo volvió a mi mente ese día
Que entre aire frío y oscuras columnas
Prometía una noche de paz y…
Sin pensarlo llego hasta a mí.
Sin esperarlo y sin pensarlo
Atravesó la ventana abierta,
Abrió mi puerta y se instalo ahí
En ese aire denso de angustias.
Durante minutos eternos permaneció
Entre disfrute y dolor, se transformó.
Imágenes verosímiles y paranoicas
Se colaban con el color amarillento de la luz.
Reventaron, pedazos de recuerdos
Pegados a mi dolorosa piel,
Se hicieron agua, se hicieron agua roja,
Se hicieron agua roja veneno a beber.
Fundiéndose con mi piel,
Tocando despacio hasta mis huesos,
Sin parar infectando mi corazón,
Matando mi alma, desesperación.
Cerré mis ojos, parpados de plomo.
Un momento de extraña paz
Y allí estaba sangrante el recuerdo
Mirándome a través del espejo.
Todo oscurecía cuando volví a mirar,
Y en todos lados, en cada lugar
Ese olor, esa mirada, ese color, esa paz.
Todo era todo, pero era una sola cosa a la vez.
No había espacio vació y todo recordaba
que un día fui capaz de amar, con alas
con pasión, con miradas, con paz
con deseos, e intranquilidad.
Hasta esa hada disfrazada de temores
Que entro a visitarme volando veloz
Paso por mi oído y me susurró:
Todo esto es recuerdo del dolor.
Y fue la última luz que pude mirar,
Antes de beber esa agua, Agua roja,
Agua roja que consumió mi ser
Hasta ser la nada y ser todo a la vez.
1 comentario:
Guauuuuu!! excelente, me gustó muchisimo, una poesia con gélida pasión, una forma sentimental de ver mas allá.
Besos.
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